Bohemiano
o bohémico no sólo son los naturales de la región checa de Bohemia, sino
también quienes pertenecen a un mundo que se aparta de ciertas normas
convencionales como aquellos artistas, periodistas e intelectuales que se reunían en Caracas en
la llamada República del Este y con sus versos, imágenes e ingenios, animados
por el buen vino, querían componer al país o simplemente se antojaban casi
irreverentemente de la sociedad política.
En
cierto modo, el periodista Ramón Aray Lefebres, frecuentaba ese mundo porque lo
alimentaba cognoscitivamente y le servía de especia para aderezar sus escritos
periodísticos con los cuales cubría las pautas de los medios impresos y los
noticieros radiales para los cuales trabajaba.
Recién
salidos de la adolescencia, anduvimos juntos por los más fluidos y enrevesados
caminos del periodismo y la política y confieso que una vez lo metieron preso
por el editorial de un periódico llamado “Revolución” que había yo escrito sin
firmarlo; pero nunca quiso revelar la fuente y el Juez lo sentenció por ser él
el Director, en perjuicio de una
libertad de prensa que jamás el magistrado pudo entender. Los periodistas vivimos sometidos a ese
riesgo a pesar de la Ley de Ejercicio del Periodismo que asegura el secreto de
la fuente.
Cuando
Ramón Aray Lefebres murió repentinamente el 16 de octubre de 2005 (aniversario
del fusilamiento de Piar) a la edad de 64 años puesto que había nacido el 15 de
mayo de 1937, anduvimos al igual que los demás colegas de la antigua AVP como
del Colegio, absolutamente desolados. No
era para menos.
Casado
con Susmira Herrera, tuvo seis hijos: Lisandro y Leoncio, quienes siguieron el
oficio de su padre. Lisandro fue
director de una emisora en Guasipati, trabaja actualmente en una emisora de
Ciudad Bolívar y estudia periodismo y Leoncio que presta servicios como locutor de Radio
Continente. Dos de sus hijas, Liluleika
y Liluzca, se hallan en España y dos gemelos fueron mortalmente arrollados por
un loco del volante en la Plaza Páez de Vista Hermosa cuando salían de un
espectáculo del Estadio Polideportivo Heres.
Ramón
Aray, a quien sus colegas cariñosamente apodaban “El Zorro”, igualmente fue
víctima de un accidente de tránsito cuando regresaba de Caicara del Orinoco a
donde viajaba periódicamente para coordinar los trabajos de un semanario del
municipio Cedeño. Sobrevivió a duras
penas con heridas, aporreos y fracturas. Quizás secuelas físicas y psicológicas
de esos accidentes que trataba de apaciguar en raptos de bohemia, acortaron la
edad natural de su existencia.
Como
periodista se inició en el diario “El Bolivarense” de la familia Natera, desde
los días de su fundación, con don Brígido Natera Ricci, José Antonio Fernández,
Rafael Duran Rondón, David Natera, Alejandro Natera, entre otros.. De ese matutino fue jefe de redacción durante
largo tiempo como también del diario El Luchador en calidad de director cuando
el doctor Ramón Castro Mata era editor-propietario. Como periodista prestó servicio
en Relaciones Públicas de la Asamblea Legislativa.
En
Caracas trabajó como jefe de prensa de Radio Aeropuerto y como jefe de prensa igualmente de Radio Bolívar durante todo el período de Gabriel
Aguilera Ordaz y Lubén Rossi Vera. En
esta emisora que luego pasó a llamarse “Mundial Bolívar” culminó prácticamente
su carrera de periodista.
Militó
en las filas de Vanguardia Juvenil Urredista, donde dirigió la publicación
“Revolución”, semanario que dejó de circular al dictársele auto de detención
por un editorial político de denuncia que levantó ampollas en la piel de un
político oficial de los años sesenta.
Ramón
Aray también fue miembro fundador de las seccionales de la Asociación Venezolana de Periodistas y del
Colegio Nacional de Periodista y en ambos gremios ocupó cargos directivos.
Era
inalterable, sereno, siempre bromita con sus colegas, jamás se ponía bravo,
tenía una manera peculiar de abordar los problemas, sin precipitaciones. Era como decía Camilo Perfetti, “amigo de
todo el mundo”, no se metía con nadie a pesar de que siempre decía la verdad,
la verdad que muchas veces duele cuando revienta a la luz pública.
El
gremio de periodistas aún permanece de luto por aquel profesional amigo perdido
entre las brumas del tiempo.
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