para los gobiernos corruptos y para el mundo del delito
Fecha: 23-04-2018 11:12 PM![Silvia](https://s3.amazonaws.com/cdn.expresionlibre.org.ve/articulos/fotos/000/001/372/medium/Silvia_.jpg?1524539565)
Por Silvia Alegrett (*)
Los periodistas, de nuevo,
volvemos a estar en un duelo internacional. En menos de un mes van 4
trabajadores de la comunicación asesinados, solo en América Latina: el
periodista Javier Ortega, el fotógrafo Paúl Rivas y el conductor Efraín
Segarra del diario El Comercio de Ecuador y Ángel Gahona quien trabajaba
freelance para varias televisoras privadas en Nicaragua. Sea quien sea
él o los que apretaron el gatillo, es terrible que se les haya violado
el derecho a la vida a estos periodistas por estar cumpliendo con su
trabajo de buscar información para darla a conocer a los ciudadanos.
La información debilita el mal gobierno, lo expone al escarnio
público, pero también investigar los intríngulis de los negocios de la
guerrilla con el narcotráfico en las fronteras pone en evidencia no solo
este terrible cáncer social, sino que visibiliza también los nexos que
tiene este negocio con factores de poder en el plano político,
gubernamental, así como económico.
Es por eso que el periodismo, a fin de cuentas, se convierte en un
estorbo tanto para los gobiernos intolerantes, corruptos y mediocres
como para el mundo del delito.
Sin ir muy lejos, en los últimos meses este garabato de gobierno que
encabeza Nicolás Maduro ha incrementado su acción para impedir que los
periodistas puedan cubrir las diferentes protestas que surgen por
decenas todos los días por variados y graves motivos. La reacción de los
cuerpos de seguridad del Estado, unido a funcionarios y colectivos del
gobierno, ante la presencia de los periodistas reportando estas
protestas no se deja esperar, detenciones, amenazas, agresiones, cierre
de medios, bloqueo de páginas WEB, y pare usted de contar.
Se ha convertido en algo cotidiano impedir que los periodistas tengan acceso a las fuentes gubernamentales
Y aun cuando ya se ha convertido en algo cotidiano impedir que los
periodistas tengan acceso a las fuentes gubernamentales y puedan cubrir
hechos relevantes del acontecer nacional, se llega al extremo de
violentar la independencia de un poder público como es la AN para evitar
la cobertura de la sesión especial donde se debatiría la decisión del
Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en el exilio, de aplicar el
antejuicio de mérito contra Nicolás Maduro. Los periodistas quedaron a
las afueras del hemiciclo teniendo que retirarse después ante las
amenazas de los colectivos. La orden de impedir la entrada de los medios
partió del coronel Bladimir Lugo, cuya obligación en todo caso es
resguardar la seguridad del Palacio Legislativo y no entorpecer su
normal funcionamiento.
Espacio Público contabiliza desde el 2002 hasta 2017 un total de
4810 violaciones a la libertad de expresión, de los cuales 1.002
corresponden al año 2017. Por los vientos que soplan, el 2018 se
vislumbra como un año de mucha agresión a la libertad de expresión.
Entre los casos más recientes tenemos las agresiones a los periodistas
de El Pitazo que cubrían una recorrido del candidato Henry Falcón por el
Bulevar de Catia. Los ataques a los periodistas que recogían la
información de la protesta de la salud en diferentes ciudades del país,
la de los pensionados en la avenida Urdaneta de Caracas, o la agresión a
una periodista en un mercado popular por estar recogiendo información
sobre el costo de los alimentos.
Pero el gobierno no impide la libertad de expresión solo
obstaculizando el trabajo de los periodistas. También utiliza diversos
mecanismos como el bloqueo de páginas WEB de carácter informativo como
la del Pitazo, que ha sufrido en siete meses dos bloqueos, así como no
supliendo de papel, tintas y planchas a los medios impresos, por lo que
muchos han tenido que cerrar o pasar al formato digital. Se estima que
se han cerrado unos 17 periódicos en los últimos tiempos. O utilizando
mecanismos ilegales legalizados a través de la Ley de Telecomunicaciones
o Ley Resortme, canales de televisión y emisoras de radio han tenido
que cerrar sus puertas, sobre todo en el interior del país.
Es evidente que esta situación se mantendrá y muy posiblemente
empeore, mientras este gobierno siga queriendo implantar sus políticas
económicas y sociales divorciadas de los intereses reales de la
población.
Ante esto solo le queda al gremio periodístico continuar con su
responsabilidad de informar a los ciudadanos y organizarse. Para ello es
indispensable que el Colegio Nacional de Periodista retome su papel de
líder para llevar a cabo acciones en defensa del ejercicio del
periodismo. Debe activar sus 26 seccionales para salvaguardar tanto la
libertad de expresión como el derecho de los periodistas a ejercer su
profesión en libertad.
(*) Coordinadora General de Expresión Libre
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