domingo, 24 de abril de 2016

Antonio Pasquali: “La TV está como el Guri: quieren verle el fondo”


Pasquali sostiene que el gobierno cree en sus propias mentiras por autointoxicación | Foto Omar Véliz
Pasquali sostiene que el gobierno cree en sus propias mentiras por autointoxicación | Foto Omar Véliz
El comunicólogo y profesor universitario asevera que los medios del Estado no tienen mayor audiencia porque la gente aborrece “la cuña ideológica”. Pasquali no vacila a la hora de decir que autocensura equivale a cobardía y afirma que el presidente Maduro está inhabilitado para entender al que considera enemigo
—Nacido en Italia, ¿alguna relación entre Mussolini y sus similares por estos lares?—Fascistoide fue más bien Pérez Jiménez; los dictadores de hoy son de matriz Stalin-Fidel.
—¿Una persecución en la historia como la de hoy a los medios?—En todas las fases de consolidación de todas las dictaduras.
—Su obra de 1964, Comunicación y cultura de masas, ¿influyó en lo que acontece?—De alguna manera probablemente sí; en lo que se piensa más que en lo que se hace, por ahora.
—¿Cuándo tienen la razón las masas?—Cuando se puede demostrar ex post factum que la tenían, caso no frecuente.
—¿Cree el soberano en los 15 motores?—Motivos de burla, símiles de mentes gobernantes infantiles, Chávez inventó cinco.
—¿El motor de los medios?—Reducirnos a la voz del amo, como en toda dictadura que se respeta.
—Si “hay que cerrar las escuelas de comunicación y refundarlas”, ¿qué quitaría y qué agregaría a los pensum?—Hay más de 2.000 en Latinoamérica formando “todólogos”; hay que elevarlas a posgrado, habilitando al que sabe algo a que lo comunique bien.
—¿Refundaría a Venezuela?—Pues sí, enseñando desde la formación materna una prioridad absoluta: robar es un crimen.
—Con las redes sociales, ¿hoy todo el mundo es crítico?—Internet devolvió a la humanidad  entera el poder de emitir, antes confiscado por pocos: un milagro democrático.
—¿Se autocritica?—Desde luego, y tolero que se me critique; lo que es igual no es trampa.
—¿Le falta autocrítica al gobierno?—Inútil pedírselo, están en su fase final, creen en sus propias mentiras por autointoxicación.
—¿Y a la MUD?—Se le agradece el esfuerzo, se le sugiere oír y consultar más a los expertos nacionales.
—¿Su tecnología de comunicación preferida?—Usar la red, enseñar su uso a la tercera edad.
—¿La red incomunicante? —No lo sé, se ponen de moda como la ropa.
—¿Cuánto pietaje le queda a la TV independiente?—Ella está como el Guri, nuestro ministro de comunicaciones, Ramiro Valdés, quiere verle el fondo.
—¿Y tinta a la prensa libre?—Idem.
—¿Un medio convertido en Granma?
—Esa pesadilla pudiera estar rodando por la mente del dictador.
—¿Hacia la TV única?—Pudiera ser; ya Ipostel, Telefonía y Cable están en catalepsia, la falta de dólares es pretexto perfecto para suprimir información.
—¿Es la única verdad la de la Comisión de la Verdad?—Es un nacido muerto, credibilidad cero.
—¿Se impondrá la verdad de quien encadena?—Sobre el corto plazo y a la fuerza. Luego, el derrumbe.
—Como chef, ¿tiene sazón la resistencia democrática?—Discursos robustos, acción asténica.
—El país es un buffet de...—De supervivencia; invente algo comestible con el arroz integral, los frijolitos y la botella de soda que consiguió hoy.
—¿La receta para que rinda la canasta básica?—Es un imposible, el salario mínimo da para ocho kilos de tomate al mes, y punto.
—Entre las mesas del socialismo y el capitalismo...—Socialismo con abundancia no existió nunca, y con calidad ni pensarlo.
—¿Un coctel para la conciliación?—No me gustan los cocteles, nada que sepa a “fusion”.
—Si el medio es el mensaje, ¿por qué la audiencia de la hegemonía mediática oficialista no llega a 6%?—Al 6% no llegó nunca; oscila entre 2% y 4%. La gente aborrece la cuña ideológica, el discurso adoctrinador.
—¿El fenómeno comunicacional?—Las nanotecnologías, la inminente y preocupante superación del humano intelecto por los artilecs, la inteligencia artificial.
—38 años después, ¿por qué nadie supera a Renny Ottolina?—Renny era el producto de una industria comunicacional que aún invertía algo en calidad, de cuando las buenas emisoras tenían orquestas propias.
—¿El “número dos” hoy?—No sé, pero el mejor periodismo se hace hoy en radio.
—¿Una excepción en la TV comercial?—Tiene sus buenos minutos; todas nuestras emisoras son chiquitas, sin inversión en mensajes de calidad.
—¿De cuál TV pudiera aprender?—La privada, de Brasil, de su TV comercial de alta calidad. El futuro servicio público de la futura democracia venezolana, de la BBC y similares.
—De ser ministro de Información en un nuevo gobierno…—Pluralismo, libertad, sana convivencia de emisores públicos no-gubernamentales, privados y comunitarios; superación del atraso tecnológico, Internet de alta velocidad para todos, producción nacional de calidad, descentralización, recuperación de Uverito…
—Maduro sin la TV…—Chávez la usó durante su reinado a razón de 56 minutos diarios: caso único en la galaxia. Su pequeño epígono le sigue los pasos.
—¿Y el país sin prensa independiente?—Mal que bien sobrevive, honor al mérito, y está produciendo un modelo de resistencia a la autocracia que será estudiado.
—¿Por qué un periódico le teme a los Papeles de Panamá, hasta el punto de botar a una periodista que investigaba el caso?—Autocensura es cobardía. Somos el único país concernido que no investiga y no menciona ese escándalo… ¡Una vergüenza!
—¿Se autocensura?—No.
—¿Censuraría a Conatel?—Conatel debe volver a sus funciones tecnológicas, hoy es el censor oficial de una dictadura.
—¿Entenderá Maduro que la imagen de una cola o de niños muriendo por falta de medicinas valen más que mil palabras?—Egresó ideológicamente intoxicado de la escuela cubana de cuadros de partido ocho años antes de que apareciese Chávez; ha sido inhabilitado para “entender” al que considera enemigo.
—¿Una sugerencia a la mayoría parlamentaria?—Recuperar espacios para todas las fuerzas políticas en las mal llamadas emisoras públicas; estudiar el Proyecto de Ley para la Radiotelevisión.
—¿Un feedback del referéndum?—Es volver al soberano, es de vida o muerte para la democracia.
—¿Qué pasaría en Venezuela si la revolución pasase a fade out?
—Ya pasó hace rato a la opacidad. Es de desear que sus sectores limpios lo entiendan y tengan la hombría de pasar a la oposición dejando en vida un fuerte,  moderno y antimilitarista partido de izquierda.

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