lunes, 3 de septiembre de 2012

La muerte llegó temprano


ABD-El-Kalder, emir árabe, quien nació cuando Simón Bolívar cumplía cien años de muerto, comparó a la Muerte con un camello negro que se arrodilla ante la puerta de todas las casas. El sábado primero de madrugada, el camello negro se arrodilló ante la fachada de la vivienda del periodista Pedro Becerra León y lo invitó a visitar los pacientes de las clínicas y los enfermos de los hospitales y en uno de éstos se quedó extenuado de mucho andar por los caminos de la vida tan llenos de ortigas como de manjares. Ortigas fueron sus padecimientos que desde temprano minaron su humanidad y que ante el fracaso de la ciencia médica lo llevaron a refugiarse en una de las religiones cristianas. Acaso por eso en tiempos de Arístides Bastidas militó en el gremio de los periodistas científicos y hasta un premio obtuvo como el investigador más afanoso durante aquel año en que se quemó las pestañas para vulgarizar la ciencia tan avasallada por una terminología a primera vista incomprensible como las doctrinas filosóficas. La comprensión, asimilación y divulgación periodística de los avances de la ciencia muy poco le sirvieron, si caso para sobrevivir hasta los setenta años de vida entre pastoreo de almas y crianza de sus seis hijos. Al fin, setenta años es la perspectiva de vida promedio del venezolano, pero vivió al menos para sentirse a gusto como quien disfruta un manjar distante de lo urente. El gremio de periodistas del que fue Secretario General, lo reconfortó a la vez que le prestaba su capacidad de activista por causas como la libertad de expresión tan imprescindible para el ejercicio profesional y protección y mejoramiento para su condición de servidor social. (Américo Fernández)

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